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El voluntariado puede ser una experiencia transformadora, llena de aprendizajes, desafíos y momentos memorables. Este es el caso de Adrián González, quien pasó un año en Polonia como voluntario de larga duración en Asociación INPRO. A continuación, compartimos su testimonio sobre lo que significó para él este periodo de su vida.

«En general, la experiencia de este año ha sido muy satisfactoria. Evidentemente ha habido altos y bajos en algunos momentos, sobre todo discrepancias en algunas cosas con el trabajo o en la convivencia en el piso, ya que vivíamos 6 personas juntas, pero nada grave que no pudiéramos solucionar hablando tranquilamente. En lo positivo, desde luego lo mejor ha sido conocer a tanta gente con orígenes tan variados e interesantes, desde mis propios compañeros, los participantes en nuestras actividades y eventos, e incluso otros voluntarios durante los 2 Trainings que tuvimos.

En el aspecto profesional, me quedo con las visitas a varios centros educativos que realizamos o las semanas que teníamos con grupos en nuestras instalaciones, ya que en cierta medida actuábamos como ‘profesores’ o ‘coordinadores’, lo cual me interesaba ya que es uno de mis planes a futuro el dedicarme a la enseñanza.

Por lo demás, el trato que hemos recibido desde la Asociación INPRO siempre ha sido bueno. Se han preocupado en todo momento por nuestro bienestar y nos han ayudado tanto en lo personal como en el piso cuando lo hemos necesitado. Desde luego recomendaría a futuros voluntarios considerar INPRO como su organización para realizar el voluntariado. Es una buena organización y la ciudad (Rzeszów) aunque en invierno está mucho más apagada, es una ciudad con muchos jóvenes y estudiantes de Erasmus, lo cual facilita crear nuevas relaciones con gente de muchos países. Yo, desde luego, dejo muchas amistades allí con las cuales mantengo el contacto aún. En definitiva, esto sería un breve resumen de cómo ha sido mi experiencia, muy satisfactoria y la repetiría sin ninguna duda».

El testimonio de Adrián González ilustra cómo, a pesar de los desafíos inherentes a vivir y trabajar en un entorno extranjero, el valor de las experiencias vividas y las conexiones humanas superan con creces cualquier dificultad. Su experiencia en Polonia no solo le ha permitido crecer profesionalmente, sino también forjar amistades duraderas y construir recuerdos inolvidables.